El Oro.- Llegar a unas Olimpiadas y subir al primer lugar del podio no lo es todo para un deportista. Es complementar ese logro siendo una persona de bien, sin perder su esencia ni que esa fama efímera se convierta en algo que no se pueda manejar, que la lleve a la depresión y hasta caer en lo oscuro de los vicios por los excesos de sustancias. El mundo deportivo tiene muchos fracasos de esos, que han acabado en la miseria, cárcel o en la misma muerte.La disciplina es punto clave en el que se trabaja con los deportistas, en la formación, en la competencia local, nacional e internacional. La halterista machaleña Lisseth Ayoví Cabeza, es claro ejemplo de esa norma, está donde está por ser ella misma, por levantarse al caer, por esforzarse para mejorar marcas, por reconocer que el entrenamiento es fundamental que no puede asociarse con la discoteca, los tragos el cigarrillo y otras cosas que hoy la desenfrenada juventud al parecer no pude dejar.
¿Pero qué alcanza el deportista con la disciplina?
Nuevamente vamos a poner el ejemplo de “la mocha”, como también se conoce cariñosamente a Lisseth Ayoví.
Empezó como todo niño-a que quiere practicar un deporte. Llegada desde un barrio marginal de los muchos que tiene Machala, cargada de sueños que le permita mejorar la condición de pobreza de su madre y toda su familia.
Formada por un entrenador (Yofre Bustamante) que descubrió su potencial, que creyó en ella y le enseño a creer en sí misma. El proceso formativo competitivo no fue nada fácil para la pesista y su mentor; toda vez que la deportista con el paso del tiempo debía adoptar nuevas costumbres, asistir al colegio e ir formándose también como persona, teniendo siempre como punto de partida la disciplina y perseverancia.
Lisseth, fue campeona en todas las categorías desde que empezó a competir en Campeonatos y Juegos Nacionales, dejó récords que aún se mantienen imbatibles. A nivel mundial alcanzó oro, plata y bronce en todas sus apariciones; llegó en cuarto lugar en las Olimpiadas Juveniles, fue campeona mundial prejuvenil, escaló del bronce al oro en las categorías juvenil y absoluta alrededor del mundo, tiene marcas internacionales que hasta hoy no se pueden romper. En los Juegos Olímpicos “Paris 2024”, por primera vez para el deporte orense obtuvo diploma olímpico.
Del terror que tenía subirse a un avión, pasó a viajar largas horas desde América a Europa, Asia y a los demás continentes. También pasó de servirse un desayuno típico de la pobreza y dormir en catre compartida con sus hermanos, a saborear las mejores comidas y descansar en camas de hoteles 5 estrellas alrededor del mundo.
Lisseth Ayoví, recibe una excelente ayuda económica por parte del Gobierno Nacional, que obtienen los deportistas que están en plan del alto rendimiento. Sus logros deportivos para el país y provincia han sido recompensados, con un área municipal donde edificó su propia casa; mejoró el hogar de su madre donde creció; recibió una unidad habitacional de parte municipio de Machala y últimamente el actual régimen le regaló una vivienda en Guayaquil.
Le llueven reconocimientos, entrevistas y solicitudes para fotografiarse con ella por su don su don de gente, carisma y sencillez. Hoy es contratada por grandes empresas para recomendar su marca en medios tradicionales y redes sociales. Tiene varios patrocinadores y poco a poco se está convirtiendo en una influencer (influyente). Lisseth sigue siendo ella misma, alegre, espontánea, ocurrida; pero, sobre todo, disciplinada y sin extraviarse del objetivo.
Fuente: DIRCOM FEDEORO